El dolor articular es un problema demasiado común que afecta a millones de personas en todo el mundo. Ya sea causado por una enfermedad, una lesión o simplemente por el desgaste de la vida diaria, el dolor articular puede ser debilitante y dificultar las actividades cotidianas. Afortunadamente, existen tratamientos que pueden ayudar a reducir el dolor articular y mejorar la movilidad.
Uno de los tratamientos más comunes para el dolor articular es la fisioterapia. Los fisioterapeutas utilizan una serie de ejercicios y estiramientos para ayudar a fortalecer los músculos que rodean las articulaciones y mejorar la amplitud de movimiento. Este tipo de tratamiento puede realizarse a menudo en casa o en un entorno clínico, dependiendo de la gravedad de la afección.
Además de la fisioterapia, también pueden utilizarse medicamentos para reducir la inflamación de las articulaciones y aliviar el dolor. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) suelen recetarse para los casos más leves, mientras que para los más graves pueden utilizarse medicamentos más potentes, como los corticosteroides.
También puede recomendarse la cirugía si han fracasado otros tratamientos o si hay daños importantes en una articulación que necesitan reparación.